Te devoras a la serpiente
en lo alto del valle,
en el nopal,
ser vientre, ser origen,
ser un espejo danzante
por siempre.
Ceniza del lago
¿Qué manos tricolores
acarician tus volcanes?
No miras la magia,
te pierdes…
La selva, las pirámides,
el sonido de la tierra
que no sientes.
Hoy seducen los dioses
y bailan a la tristeza,
un Dios enfermo de humanidad,
quiso ser y tener como hombre,
los manantiales, la corteza y la savia,
los amores de las mujeres y la tierra.
Y el suave trémulo de su cuerpo, se ha desvanecido.
Y el amor todo lo consuela y la naturaleza,
y el universo; nadie vio y ve su belleza,
que ahora sólo es el vuelo de una águila encendida.
La serpiente es el beso de su sangre.
La serpiente es quién ama su sangre, ¿sabrá besar?,
dolor furtivo de mundicia.
Saben de su amor todos los dioses y bailan…
Su dolor.
La lluvia sabe más,
el solsticio, el equinoccio, el cenote, la tierra,
sus ojos, la luna. Y los rayos del sol Jaguar.
Un Dios que muere y la humanidad se duerme en su gloria.
¿Ya no habrá ofrendas que lamentar?
Los perros ladran, la noche cae y aclama el misterio,
para sí del pasado. Y el pasado viene a morir aquí,
en tus manos.
El Poema Hoy: ÁguilaEncendida
Por: Joel Gustavo Rodríguez Toral